No soy una regalada, quiero decirle. No soy la chica que puedes seducir cuando apenas ha pasado una hora tras conocernos. Pero mientras Liam gira su dedo sobre mi...no puedo decirle que se detenga. Se siente tan bien. Maldita sea. Buenísimo. Y la verdad es que quiero esto. Necesito esto. Le muerdo el cuello, y él gruñe, luego me empuja. Me mira con sus ojos ámbar bien abiertos, llenos de furia y de deseo.
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